"Nunca el mundo ha sido tan desigual en las oportunidades que brinda, pero tampoco
ha sido nunca tan igualador en las ideas y las costumbres que impone. En el mundo sin
alma que se nos obliga aceptar como único mundo posible, no hay pueblos sino
mercados" (Galeano).
En momentos en que nuestra querida, ecológica y populosa parroquia de Caricuao pasa por momentos difíciles debido a que los acontecimientos naturales han desencadenado una serie de situaciones , donde la vida misma de muchos de nuestros parroquianos se ha visto comprometida (sin olvidar que estas situaciones también han sido potenciadas por la imprudencia, por decir lo menos, de estas persona en su afán de construir donde no deben), y ante la posición de muchos de nuestros vecinos que se debaten entre querer y no querer ayudar, me dio por escribir sobre exclusión y/o marginación, y por tratar de comprender que es lo que sucede en una sociedad donde se habla de solidaridad, de humanismo, de tenderle la mano al necesitado y todos esos “valores altruistas”, pero que cuando tenemos la oportunidad (por cierto, ojala ,no se den mas oportunidades como esta) de ponerlos en práctica nos entra un prurito que no nos deja actuar y empezamos a aplicar el pero… pero…pero…
Según nuestra muy querida Wikipedia en sociología exclusión y marginación son especie de sinónimos, y consiste en “una separación efectiva de una persona, una comunidad o un sector de la sociedad, respeto al trato social “, esto me lleva a tener la certeza de que la actitud de no querer tener cerca a personas o comunidades o sectores específicos es una actitud de exclusión, a riesgo de ser repetitivo con lo expresado en el concepto, esta es la actitud que muchos de mis vecinos han asumido ante la posibilidad cierta de que un grupo de personas, afectadas por las lluvias y que se encuentran damnificadas por ese motivo, sean trasladadas a su entorno cercano, en este caso específico a los terrenos destinados a la construcción de la sede caricuao de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez , y pienso entonces en aquellos que veo todos los domingos en las iglesias (de cualquier tipo), pienso en ¿cómo me he sentido ante situaciones en las que me considero marginado?, pienso en donde queda mi compromiso ético para darle la mano al que está en una situación difícil, como me gustaría que me la dieran a mi mismo si pasara por algo similar y me digo , caramba, estamos ante una situación donde no se compaginan el discurso y la acción por tanto comienzo a pensar en la hipocresía de la gente ante situaciones como esta, recurro de nuevo a la esclarecedora Wikipedia “La hipocresía es el acto de fingir tener creencias , opiniones , virtudes , sentimientos , cualidades , o las normas que uno no tiene realmente. La hipocresía consiste en el engaño de los demás y por lo tanto una especie de mentira .”, guao , cuantos mentirosos hay en este mi pobre país, y en especial en esta mi querida parroquia siento un dolor ajeno, una pena ajena y me digo y entonces ¿con quién cuenta Venezuela?... Carajo, seamos capaces de afrontar con dignidad y coherencia estas situaciones , la exclusión es un fenómeno social y una cuestión política, los excluidos son las caras que nos hablan de una sociedad enferma, de una sociedad capaz de disfrazase en el discurso manipulador de los que dicen que le tenderán la mano al necesitado. Cuando excluimos a una persona o a un grupo de personas no hacemos mas que considerarlas como objetos, COMO OBJETOS, AMIGOS, ni mas ni menos. Nosotros líderes comunitarios, activistas comunitarios, procuradores del bien común y seguidores de ideales supremos de igualdad, solidaridad, calidad de vida para todos , debemos reflexionar cuando asumimos esta actitud y revisarnos, pero revisarnos con R mayúscula por que algo no está bien en nosotros, no entendemos nuestra función. Las espirales de exclusión que se generan en la grandes urbes y de la que somos hoy testigos presenciales en la ecológica Caricuao lo que hacen es agudizar el resentimiento social y genera un fuerte estado de frustración en esos compatriotas que se sienten como objetos, también como dice un gran amigo luchador social de siempre nos refleja la miseria humana de quienes siendo un poco mas afortunados nos consideramos internamente como catires, ojos azules y viviendo en una opulencia general, y nuestro inconsciente colectivo como que de verdad se cree eso. Yo como católico, como activista social y comunitario, como simple persona creo firmemente que en momentos como estos es que tengo que tender la mano a mi prójimo y dejarme de pendejadas… No sigo por que me empieza a dar una picazón en el corazón y prefiero callar antes de ……
Ramón Velázquez Ramírez
Habitante de Caricuao . UD5 y Ciudadano de Caracas Venezuela.
Fotos cortesia de María Romero y Peluo Dos.